miércoles, 27 de enero de 2021

LA SANACIÓN DEL ÚTERO


 LA SANACIÓN DEL ÚTERO

Esta sanación ayuda a transmutar y sanar vínculos actuales, 

pasados y futuros.

A través del útero, mantenemos el vínculo con todas las 

mujeres que nos antecedieron, madres, abuelas, bisabuelas, 

etc. Este órgano recibe en su formación, cada una de las 

memorias anteriores y con este ritual podemos sanar todos 

nuestros propios sufrimientos y los de las mujeres de 

nuestra familia.

El útero es la matriz de la vida, es un centro energético de 

creación y sus atributos son parte de la madre tierra.

Desde el útero guardamos todas las historias vividas de 

esta u otras vidas, que han generado opresión, abuso, 

sufrimiento, dolor, placer, etc.

Por eso es importante reconectar con esta fuente de 

sabiduría y creatividad, honrar ese principio creador, 

conectar con ese linaje, sanando esas viejas heridas 

que se llevan arrastrando con nosotras/os las hayamos 

vivido en primera persona o por parte de nuestras 

antecesoras, que nos pesan, condicionan, bloquean 

nuestro poder personal, familiar, generando carencia, 

bajo poder personal, carentes de valor, fuerza y sabiduría.

Ritual sanador

Este ritual se ha de realizar en luna llena, hemos de 

estar en nuestro espacio sagrado, donde nadie nos

moleste, para podernos sentar o tumbar cómodamente.

Para ello necesitamos tener un cuenco o recipiente de

cerámica, cristal, metal, madera con agua que colocaremos

en nuestro lado izquierdo y una vela en el lado derecho.

Empezamos cerrando los ojos, visualizando una luz blanca

que nos envuelve, respiramos lentamente, sintonizando

con los latidos del corazón para generar una sincronía entre

él y nosotros. Cuando se adquiere esa calma interior, 

pedimos a nuestros guías, maestras, ángeles y ancestras,

que nos acompañen en esta sanación y empezamos a 

visualizar nuestro útero, ofreciéndole amor y energía,

poniendo nuestras manos sobre la zona baja del vientre.

Dejando que esa conexión fluya en libertad y en esa 

conexión empezamos a recordar a las mujeres de nuestra 

vida (podemos decir sus nombres o imaginarlas con nosotros)

Les agradecemos todo lo enseñado y recibido por ellas,

aunque no hayan sido bondadosas o no las hayamos conocido.

Pedimos al universo que canalice la sanación para todos ellas,

y nos incluiremos en ella, así como a nuestras hijas. 

Dejemos que la luz del universo penetre en nostras y limpie las

memorias energéticas ancestrales negativas, el sufrimiento, 

las heridas, todo aquello que ha causado una herida abierta 

y sangrante, visualizando que esa sangre penetra en el 

interior de la madre tierra que la recoge, la limpia, sana, 

transmuta y nutre de una nueva energía que fluye hacia 

nuestro interior a través de ese útero, que florece, germina

creando una nueva semilla de luz, que poco a poco va a 

ir creciendo y preparándonos para nacer a una etapa de 

nuestra vida, donde vamos a sentirnos empoderadas,

seguras, liberadas de las cargas negativas del sufrimiento.

Agradecemos a esas mujeres de nuestra familia, de 

nuestra vida, su labor, su ayuda, su amor.

Respiramos pausadamente, integrando cada momento

vivido y poco a poco vamos recuperando nuestro cuerpo,

y vamos moviéndonos, abriendo los ojos, cuando nos

sintamos preparados.

Dejamos que la vela encendida hasta que se consuma y

usamos esa agua para regar nuestras plantas como

regalo de la madre tierra.