LA SANACIÓN DEL ÚTERO
Esta sanación ayuda a transmutar y sanar vínculos actuales,
pasados y futuros.
A través del útero, mantenemos el vínculo con todas las
mujeres que nos antecedieron, madres, abuelas, bisabuelas,
etc. Este órgano recibe en su formación, cada una de las
memorias anteriores y con este ritual podemos sanar todos
nuestros propios sufrimientos y los de las mujeres de
nuestra familia.
El útero es la matriz de la vida, es un centro energético de
creación y sus atributos son parte de la madre tierra.
Desde el útero guardamos todas las historias vividas de
esta u otras vidas, que han generado opresión, abuso,
sufrimiento, dolor, placer, etc.
Por eso es importante reconectar con esta fuente de
sabiduría y creatividad, honrar ese principio creador,
conectar con ese linaje, sanando esas viejas heridas
que se llevan arrastrando con nosotras/os las hayamos
vivido en primera persona o por parte de nuestras
antecesoras, que nos pesan, condicionan, bloquean
nuestro poder personal, familiar, generando carencia,
bajo poder personal, carentes de valor, fuerza y sabiduría.
Ritual sanador
Este ritual se ha de realizar en luna llena, hemos de
estar en nuestro espacio sagrado, donde nadie nos
moleste, para podernos sentar o tumbar cómodamente.
Para ello necesitamos tener un cuenco o recipiente de
cerámica, cristal, metal, madera con agua que colocaremos
en nuestro lado izquierdo y una vela en el lado derecho.
Empezamos cerrando los ojos, visualizando una luz blanca
que nos envuelve, respiramos lentamente, sintonizando
con los latidos del corazón para generar una sincronía entre
él y nosotros. Cuando se adquiere esa calma interior,
pedimos a nuestros guías, maestras, ángeles y ancestras,
que nos acompañen en esta sanación y empezamos a
visualizar nuestro útero, ofreciéndole amor y energía,
poniendo nuestras manos sobre la zona baja del vientre.
Dejando que esa conexión fluya en libertad y en esa
conexión empezamos a recordar a las mujeres de nuestra
vida (podemos decir sus nombres o imaginarlas con nosotros)
Les agradecemos todo lo enseñado y recibido por ellas,
aunque no hayan sido bondadosas o no las hayamos conocido.
Pedimos al universo que canalice la sanación para todos ellas,
y nos incluiremos en ella, así como a nuestras hijas.
Dejemos que la luz del universo penetre en nostras y limpie las
memorias energéticas ancestrales negativas, el sufrimiento,
las heridas, todo aquello que ha causado una herida abierta
y sangrante, visualizando que esa sangre penetra en el
interior de la madre tierra que la recoge, la limpia, sana,
transmuta y nutre de una nueva energía que fluye hacia
nuestro interior a través de ese útero, que florece, germina
creando una nueva semilla de luz, que poco a poco va a
ir creciendo y preparándonos para nacer a una etapa de
nuestra vida, donde vamos a sentirnos empoderadas,
seguras, liberadas de las cargas negativas del sufrimiento.
Agradecemos a esas mujeres de nuestra familia, de
nuestra vida, su labor, su ayuda, su amor.
Respiramos pausadamente, integrando cada momento
vivido y poco a poco vamos recuperando nuestro cuerpo,
y vamos moviéndonos, abriendo los ojos, cuando nos
sintamos preparados.
Dejamos que la vela encendida hasta que se consuma y
usamos esa agua para regar nuestras plantas como
regalo de la madre tierra.