VINCULO PADRE
En esta nueva fase de la sanación de vínculos
familiares, ahora nos toca poner la mirada
en la figura del padre y en todo lo que su
figura representa para los hijos.
El vinculo padre es el que nos ofrece la
proyección al mundo, es quien nos abre el
entorno, quien nos invita a explorar todo lo
que nos rodea, es quien nos abre las puertas
al descubrimiento de la vida, quien nos enseña
a ser fuertes y a creer en nuestras capacidades
y posibilidades.
El padre genera fuerza, confianza, manejo
de límites, poder
personal y es un punto clave
que determina cuán exitosas o no, serán
en sus
relaciones con los hombres o mujeres,
y en la estima que tengan de sí mismos,
así
como el desarrollar niveles de independencia
altos.
El rol de la energía masculina es dar disciplina,
autoridad
y dirección y esto no es importante
hasta que el niño/a tiene 7 años de edad.
Es
lo masculino dentro de ella como potencial.
Entonces en función de cómo sea esa
relación
con su padre así será el esquema vital de lo
que es “lo masculino”
para ella.
Pero según que tipo de padre se ha tenido
pueden generar se
una serie de patrones
que posteriormente pueden dar a cabo
una serie de
reacciones como:
– El Ausente Físicamente
Padres ausentes generan hijos necesitados
de pareja y con un
miedo terrible al abandono.
Seguramente se buscarán relaciones
dependientes
donde nunca será suficiente
el amor ni la atención de la otra persona,
para
aumentar la herida se buscarán
personas poco comprometidas y que tienen
el
cartel en la frente “te abandonaré”.
En estos casos es sumamente importante
trabajar el desapego.
– El Ausente Emocional (también se
aplica al ausente
físicamente)
Una relación de abandono emocional con
el padre en la
primera infancia o en la
pubertad puede provocar que personas
exitosas en
diversas áreas, tengan vidas
desastrosas en relación con el amor,
pareja y todo lo concerniente a lo emocional.
Un padre egocéntrico, que se dedica a
buscar lo
que necesita, se le dificulta ver
las necesidades emocionales de los otros,
no
tiene consciencia de que su esposa
e hijos necesitan de él, sólo sienten o
intuyen que no le amaban o aceptaban
como su
pequeño ser necesitaba, de
esta manera desarrolla comportamientos
basados en
las conductas y mensajes
de los otros hacia uno mismo, en este
caso, de nuestro
padre, incluyendo el
conflicto que vivían de pareja. Todo
esto conformó nuestra personalidad,
que llamaremos disfuncional, porque
en el presente no funciona,
no logra
ayudarnos a ser feliz, a amarnos a
nosotros mismos, a convencernos de
que nos aman, y por eso, no escogemos
parejas que sepan amar, o sea, que
ya
sepan amarse a sí mismos, y acepten
quienes son (sin juicios) que acepten
a los
demás, que no vivan sólo
centrados en lo que quieren para sí.
– El controlador
Genera que sus hijos sean sumisos
y obedientes. Con miedo a
soltarse
y tomar la responsabilidad de su vida.
Actúan como niños pequeños
buscando
aprobación y cuidado. Generalmente
buscan parejas controladoras.
Suelen sufrir bastante en sus relaciones.
Deben trabajar intensamente su
autoestima y desarrollo personal.
– El violento
Genera que sus hijos se vean sometidos
y víctimas de
agresión. Suelen ser
conflictivos y poco responsables con
su seguridad
personal.
Es muy importante trabajar el manejo
de límites y el cuidado
personal,
además de mostrar nuevas
opciones de relacionarse.
– El súper amigo complaciente
Genera la sensación de que es la figura
ideal y no permite a
los hijos seleccionar
sanamente a su pareja. Con ellos
habría que trabajar el
corte del lazo
energético y el desprendimiento.
Así podría elegir a su pareja
sin falsas
expectativas.
Para ello vamos a trabajar con una primera
meditación/
visualización, en la que como
siempre buscaremos ese momento de
soledad que nos
permita poder realizar
esa conexión con nuestro interior.
Una vez sentados o
estirados, iniciamos una
respiración profunda, regular y serena,
inhalando esa energía
de paz y exhalando
todas las tensiones y problemas.
Con cada inhalación vamos a ir
profundizando nuestro ser en
un punto de
calma y con cada exhalación vamos
desprendiéndonos de todas esas tensiones
y bloqueos que se han podido tener con
nuestro padre. Una vez encontrado ese
punto de calma, vamos a visualizar, imaginar
o percibir un momento en que vivimos
una
experiencia enriquecedora y especial con
nuestro padre desde el momento de
nuestro
nacimiento hasta nuestra infancia o
adolescencia, dejemos que nuestro
corazón
y mente se traslade a ese instante para
poderlo revivir lo más
claramente posible,
dejemos envolver por ese instante,
observemos que sentimos
nosotros y que
percibís que os trasmitió vuestro padre,
podéis comunicaros con
él, hablarle, expresar
vuestros sentimientos y dejad que él también
exprese lo
que verdaderamente quería
expresar y comunicar, entablar ese contacto
íntimo,
liberaros de todas las heridas o
traumas, preguntarle lo que necesitáis saber
sin rencor, sin miedo, sin juzgar, es un
momento de perdón, de transmutación,
donde se empiezan a sanar los vínculos,
donde se desprenden todos esos muros
de
incomprensión. Dejad que cada uno
de vosotros actúe sin limitaciones,
Mientras os vais guardando todo aquello
que es necesario
para vuestra sanación.
No hay limite de tiempo, todo esta en su
perfecto
equilibrio, permaneced allí el
tiempo que sea preciso, después despedidos,
agradecer ese primer paso y poco a poco
vas regresando a vuestro espacio /tiempo,
vais tomando conciencia de donde estáis,
y empezáis a despertar moviendo
vuestras
manos, vuestros brazos, vuestros pies,
vuestras piernas, la espalda,
los hombros,
los músculos de la cara, hasta que finalmente
abrís los ojos.