miércoles, 8 de febrero de 2017

CUENTO / EL MONJE Y EL HELADO DE CHOCOLATE


EL MONJE Y EL HELADO DE CHOCOLATE

Hacía tres años que Joel había llegado a una de las más
 antiguas comunidades budistas del Tíbet. Allí, lo que 
más deseaba era ser ordenado para convertirse en un 
monje ejemplar.
Todos los días, a la hora de la cena, le hacía la misma 
pregunta a su maestro: “¿Mañana se celebrará la 
ceremonia de mi ordenación?
A esto, el maestro le respondía: “Todavía no estás 
preparado, antes de nada, debes trabajar la humildad 
y dominar tu ego”
¿Ego? Joel no entendía por qué el maestro hacía 
referencia a su ego. Él creía que era merecedor de ascender 
en su camino espiritual; ya que, meditaba sin descanso 
y repasaba a diario las enseñanzas del Buda.
Como todos los días Joel preguntaba lo mismo a su maestro, 
éste ideó una manera de demostrarle que todavía no estaba 
preparado. Antes de empezar con la sesión de meditación 
anunció lo siguiente: “Quién medite mejor tendrá como 
recompensa un helado de chocolate”
Tras un breve alboroto, los jóvenes de la comunidad budista 
empezaron a meditar. Joel se propuso ser el que mejor 
meditara entre todos sus compañeros, así demostraría 
al maestro que estaba preparado para la ordenación, 
además se comería el helado.
También podría resultar interesante leer el siguiente artículo: 
Trabaja el ego para evolucionar y elevar tu consciencia espiritual.
Joel consiguió centrarse en su respiración, pero por más 
que lo intentaba, al mismo tiempo que lo hacía visualizaba 
un gran helado de chocolate. “No puede ser, tengo que 
dejar de pensar en el helado o no conseguiré ganar”, se 
repetía constantemente.
Con mucho esfuerzo, Joel lograba concentrarse y siguiendo 
el compás de su respiración, pero pronto llegaban a él las 
imágenes de uno de los monjes disfrutando del helado 
de chocolate. “¡No puede ser!, debo ser yo quién lo consiga!”, 
pensaba el joven desesperado.
Cuando la sesión de meditación se dio por finalizada, 
el maestro comentó a los monjes que todos lo habían hecho 
bien, sólo había una persona que había pensado demasiado 
en la recompensa, es decir, en el futuro.
Joel se levantó y dijo: “Maestro, he de admitir que yo pensé 
en el helado durante la meditación. ¿Pero cómo puede saber 
que fui yo aquél que pensó demasiado?”
Y el maestro contestó: “Si te digo la verdad, es imposible 
saberlo, pero he comprobado que te has sentido aludido y 
sin que nadie dijera nada, te has levantado, te has sentido 
atacado, cuestionado, … Así es como actúa el ego, quien 
trata de tener razón en toda situación que se preste y se 
siente superior a los demás”
Aquel día, Joel comprendió porque su maestro le recalcaba 
que tenía que trabajar su humildad y que todavía le quedaba 
camino por recorrer. A partir de ese día, trabajó su humildad 
y las demandas del ego. Vivió en el presente e intentó no 
quedar por encima de sus compañeros. También entendió 
que no debía identificarse con sus logros.
Así, trabajando con constancia y paciencia, por fin llegó 
el tan esperado día. El maestro llamó a su puerta y le anunció 
que había llegado su hora y que ya estaba preparado para 
su ordenación.
Cuando llegó al templo lo único que se encontró fue una 
pequeña tarima y sobre ella… un helado de chocolate. Joel 
disfrutó del helado agradecido, sin sentirse decepcionado. 
Y a continuación, se celebró su ordenación.

Ilesin

6 comentarios:

  1. Ya me imaginaba comiendo ese helado...más con el calor que hace estos días acá...
    pero el fin del texto sin dudas me deja pensando también...

    cuesta renunciar a las cosas que nos dan placer o nos sentimos tantas veces tan insatisfechos por lo que tenemos pensando que deseamos lo mejor....

    besos.

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    1. Es verdad que cuesta renunciar a algunas cosas pero el sacrificio vale la pena. Muchas gracias por tus palabras.
      Besos

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  2. Muy buena reflexión.
    ¡Cuan dañino es el ego!

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    1. Asi es mi querida Musa,el ego debe estar en un punto en que su fuerza debe estar controlada.
      Muchas gracias por tus palabras.
      Besos

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  3. Una historia preciosa, que nos lleva a reflexionar sobre el ego que a veces sentimos, sin saberlo.
    aunque el helado de chocolate, me tienta jajajajajaj a olvidarseme todo.

    Besitos de luz

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    1. Jajajajaja eso es que inconscientemente tu ego te esta tentando!!! Muchas gracias por tus palabras, me alegro que te gustara.

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