miércoles, 22 de febrero de 2017

CUENTO - LA LEYENDA DEL BAMBÚ


LA LEYENDA DEL BAMBÚ

Y llegó el día en que me di por vencido. No podía más, 
con todo el trabajo que estaba realizando y no veía que 
esto diera ningún fruto, por eso llegó el día en que 
renuncié a mi todo, renuncié a mi vida.
Necesitaba hablar con el maestro y contarle mi frustración, 
así que me dirigí a su casa.
“Maestro”, le dije. “No puedo más, me rindo. Trabajo 
duro y en cambio no veo que esto funcione, necesito de 
tu ayuda, ¿Podrías darme una buena razón para seguir 
con todo esto y no darme por vencido?”
Una vez más, y como era costumbre, su respuesta me 
sorprendió.” Mira a tu alrededor”, me dijo:
“Ves ese helecho y ese bambú?”
“Sí, los veo, ¿Qué pasa con ellos?”, respondí.
“Mira, cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, 
las cuidé muy bien por igual. Las regué, las mimé, les di 
luz. ¿Y cuál fue la respuesta? Pues que el helecho creció 
rápidamente, y pronto su esplendor se hizo visible; pero 
no había ni rastro de la semilla del bambú. Aun así, 
no renuncié y seguí cuidando a los dos por igual.
En el segundo año, el helecho siguió creciendo fuerte y 
brillante; pero de la semilla del bambú seguía sin verse 
rastro. Aun así, no renuncié al bambú, y así durante 
cuatro años. Eso sí, nunca renuncié.
Al quinto año, algo se asomaba de la tierra donde planté 
las semillas de bambú… ¡Sí, era un brote! Al lado del 
helecho, este brote era aparentemente insignificante y 
frágil, pero en tan sólo unos meses, el bambú creció y 
creció hasta alcanzar una considerable altura.
¿Por qué durante tanto tiempo no había ni rastro del 
bambú y luego en tan solo unos meses salió con semejante 
fuerza? La respuesta es que, durante esos cinco años, el 
bambú se había pasado los días echando raíces. Esas 
raíces lo hicieron fuerte y le abastecieron con aquello 
necesario para sobrevivir.
Si aplicas esta historia a tu vida, te darás cuenta que 
durante todo este tiempo has estado luchando, has estado 
echando raíces. Nunca debes compararte con otros, cada 
uno de nosotros tenemos nuestro propósito y por ellos 
tenemos un ritmo de desarrollo distinto.
Una vez termines de echar raíces y hacerte fuerte, crecerás, 
y crecerás muy alto. Ahora es momento de reflexión, 
¿realmente vas a renunciar? Nunca se ha de arrepentir 
de ningún día de tu vida, los buenos momentos te dan 
felicidad, los malos aprendizaje; pero ambos son 
necesarios para tu vida.

Recuerda: la felicidad te mantiene en dulzura, los continuos 
intentos, te mantienen fuerte, las penas y tristezas te hacen 
ser humano, las caídas, te aportan humildad. El éxito hace 
que brilles, pero solo tu fuerza de voluntad te mantiene 
en el camino.

Ilesin

6 comentarios:

  1. Maravilloso cuento para reflexionar. Sobre todo en el momento en que queremos estar y en realidad sentimos que las raices quedan por afianzarse o hacerse más fuertes para poder brotar.

    Besos de luz

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    1. Me alegro mucho de que te gustara. Muchas gracias por tus palabras.
      Besos

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  2. Precioso y aleccionador.
    Besos

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    1. Muchas gracias mi querida Musa, me alegro que te haya gustado.
      Besos

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  3. Respuestas
    1. Muchas gracias a vosotros por vuestras palabras. Me alegro de que os haya gustado.
      Besos

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