SANACIÓN PADRE AUSENTE
Una de las figuras más complejas y que se dan 
con mayor
frecuencia es la del «padre ausente».
El padre ausente no es sólo el vacío físico de una 
figura
que no tuvimos, en ocasiones, es también 
alguien que a «aun estando» no supo o
no quiso 
ejercer su rol. Es una ausencia psicológica capaz 
de originar en el
niño diversas heridas emocionales, 
que posteriormente de adulto van a seguir
estando 
presentes en múltiples facetas de su vida. 
Por ello, aunque hay que diferenciar entre el 
ausente
emocional y físico, ambas condiciones 
dejan cicatrices internas que intentamos 
sobrellevar. Sin embargo, el hecho de crecer junto 
a una figura paterna que, a
pesar de estar, es 
incapaz de aportar plenitud, cariño o reconocimiento, 
deja
corrientes de vacío en el corazón de un niño 
que está aprendiendo a construir
su mundo. 
El cerebro de un niño es un ávido procesador de 
estímulos, y en su
día a día, necesita ante todo 
refuerzos positivos para poder crecer de forma 
madura y segura. Un padre ausente genera 
incongruencias, vacíos y dificultad de
trato. 
El niño espera afectos, comunicación, y una 
interacción diaria con la
cual, abrirse al mundo 
también a través de su padre. Sin embargo, 
solo
encuentra muros. Un trato vacío y esquivo 
genera ansiedad en los niños, no
saben «a qué 
atenerse», desarrollan expectativas que no se 
cumplen, y tienden,
además, a comparar 
«padres ajenos» a los que ellos tienen en casa. 
Saben que
los padres de sus amigos actúan de 
modo diferente a lo suyos. Y eso puede
llevar 
a creer que ellos son parte del problema o que 
son la causa principal
que en su caso no 
obtengan esa interacción con sus padres. 
Todo niño necesita a
unos padres que estén 
presentes, eso significa que estén accesibles 
y
disponibles para darle consejo, mostrarle su 
apoyo, ponerle límites, respetarlo
y quererlo. 
Cuando eso no ocurre, se habla de padres 
ausentes, porque quizá han
estado presentes 
físicamente, pero los han sentido ausentes 
emocionalmente. Para
algunos padres no es 
tarea fácil expresar lo que sienten. Porque no 
les han
enseñado a hacerlo, o porque 
simplemente también tienen la herida de la 
ausencia emocional por parte de sus propios 
padres. La herida de la ausencia se agrava si 
ha
habido un abandono real por parte de los 
padres. También, si uno de los
progenitores 
se ha ido y no se ha sabido más de él, esto 
generará una herida de
abandono que puede 
afectar a lo largo de la vida.
En el plano emocional, el padre es la figura de 
seguridad y
apoyo para los hijos, de soporte, 
de estabilidad, tranquilidad y coherencia. 
La
ausencia de esta figura, da personas 
inseguras, con baja autoestima y baja 
autoconfianza.
En el plano físico, tener un padre ausente 
produce muchas
secuelas.
Primera secuela del padre ausente: 
el abandono.
Sentimos que la persona que naturalmente 
tenía que hacer de
figura de autoridad, 
seguridad, soporte y apoyo, sencillamente 
no está, y eso
nos hace sentir desprotegidos, 
a la intemperie, vulnerables, abandonados…
El abandono es un miedo primario, un miedo
básico que activa
nuestros mecanismos 
instintivos de supervivencia, haciéndonos 
pasar por un
calvario de estados emocionales 
que con frecuencia no comprendemos.
Segunda secuela del padre ausente: 
el apego.
El apego a los padres (o personas que nos 
crían) en la
infancia es normal, sano y 
necesario. Como niños, tenemos multitud 
de
necesidades que no somos capaces de 
cubrir por nosotros mismos y necesitamos 
que otros, nuestros padres, las cubran. 
Si en nuestra infancia, alguna de esas 
necesidades no fue atendida y vivimos algún 
acontecimiento que nos marcó, los
problemas 
con el apego están servidos y si eso genero 
sentir miedo, esta experiencia
quedó bien 
atada sinápticamente en nuestro cerebro 
como experiencia traumática
de abandono, 
como algo peligroso de lo que hay que 
protegerse, de este modo,
una vez en la 
edad adulta, cualquier evento que nos 
recuerde a esa experiencia
de la infancia 
puede activar esa herida (consciente o 
inconsciente), entramos
en bloqueos, en 
reacciones de miedo o actitudes reactivas-
defensivas…
¿Qué consecuencias genera en la edad 
adulta la figura del
padre ausente?
La figura de un padre ausente genera en la 
etapa adulta un
desapego afectivo que nos 
hace ser más inseguros a la hora de establecer 
determinadas relaciones. Podemos llegar 
a ser algo desconfiados. La idea de 
proyectar una alta carga afectiva en alguien, 
nos produce miedo, tememos ser
traicionados, 
o no reconocidos. O peor aún, ignorados. 
A medida que maduramos,
nuestros ojos se 
abren al mundo y ya saben leer entre líneas. 
Sin embargo, una
parte de nosotros sigue 
siendo vulnerable a ese pasado.
Los efectos más importantes que nos 
deja el padre ausente
son:
-Nos sentimos poco o nada valorados, 
ya que nuestro
inconsciente entiende que, 
si nuestro propio padre, nuestra figura de 
autoridad
y seguridad no nos presta atención, 
inconscientemente sentimos que no valemos.
-Nos sentimos poco o nada valiosos, 
debido a que si
nuestro padre no pasa tiempo 
con nosotros ni comparte momentos con 
nosotros,
inconscientemente sentimos que 
no somos una persona con la que merezca 
la pena
estar.
-Sentimos que no merecemos, 
y esto se debe a que,
como todas nuestras 
necesidades como hijos (atención, cariño, 
amor, tiempo,
escucha, validación, etc.) no 
son atendidas, inconscientemente entendemos 
que
lo que en realidad sucede es que no 
lo merecemos.
-Nos sentimos no amados. 
Cuando sumas el punto 1 + 2
+ 3, esto es = 
a no amor. Sientes que tu padre no te quiere, 
que no le importas
o que hay otras cosas que 
le importan más que tú, y esto tiene 
consecuencias
nefastas en tu vida. La herida 
del padre ausente se abre.
Como consecuencia, hay personas que se 
vuelven dependientes
de relaciones tóxicas, 
otras caen en las drogas o en el alcohol, 
otras van de
van de cama en cama con el 
primero que les brinda un poco de lo que 
parece
cariño y atención, otras se auto 
infringen daño o castigo comiendo mucho 
o no
comiendo nada, o autosaboteándose, 
caen en depresión o comienzan con ansiedad 
crónica…
Cómo superar las heridas del padre ausente
Has crecido, mantienes tu vida, llevas con 
orgullo tu
armadura inexpugnable, y tienes 
muy claro qué debes hacer a día de hoy 
para no
cometer los mismos errores que 
tus padres cometieron contigo. Sin embargo, 
el
vacío del padre ausente sigue ahí, y no 
importa si en el presente sigues
manteniendo 
trato con él, o si ya lo perdiste, o si callas en 
las reuniones
familiares y finges como si el 
pasado nunca hubiera existido.
-Lo primero que deberíamos hacer es 
«entender». 
Comprende que el padre ausente es un hombre 
que no supo ejercer su rol de
padre, porque 
nunca entendió muy bien su papel como persona.
-Es muy posible que un padre ausente no 
dispusiera de
adecuadas habilidades personales, 
de una buena autoestima, de un equilibrio 
interno que le permitiera ver sus errores, 
sus miedos y sus propias carencias.
-Pide lo que necesitas. 
Probablemente ya conoces sus
virtudes y sus 
limitaciones, así que, si no sale de ellos 
llamarte, hazlo tú y
diles que te gusta hablar 
con ellos.
-No los culpes. 
Tus padres han actuado contigo así,
porque 
seguramente actuaron antes así con ellos y 
nadie les enseñó a ser padres
ni a mejorar. 
Si tienes hijos, seguro que serán diferentes 
como padres que,
como abuelos, porque 
habrán aprendido un poco más.
-Respeta sus ritmos. 
Puede pasar que los visites y te
apetezca ir 
a dar una vuelta con ellos y salir a cenar fuera. 
Pero, a lo mejor,
ellos necesitan otro tipo de 
plan más casero, adaptado a sus necesidades.
-Enséñales sin juzgar. 
Lo que a veces le funciona a
uno, no le va 
bien al otro. Pero si sientes que no recibiste 
la atención o el
amor que mereces, tú puedes 
hacerlo diferente. Si tus padres te están 
explicando algo, compórtate como te hubiera 
gustado que lo hicieran ellos;
escucha activa, 
mirada centrada, hacerte preguntas…
Personalmente
-Aprender a anclarte al aquí y ahora. 
Cuando la mente
se va a los recuerdos pasados, 
con frecuencia nos invade el sufrimiento, 
pero
cuando se va al futuro tratando de 
imaginar una serie de posibilidades de cómo 
hubiera
sido si… también sufrimos.
-Reconocer tu vulnerabilidad,
 tu naturaleza humana y tu
derecho a sentirte 
abandonada/o y dolida/o, de no tener que 
hacerte fuerte ante
nadie, de no tener que 
hacerte cargo de nadie más que de ti mismo. 
-Reconocer y validar tus sentimientos, 
tu dolor por
la ausencia del padre y dejar que 
se expresen, escuchándolos, dejándolos fluir. 
Está bien que nos desahoguemos con amigos 
o tu pareja, pero quien no ha pasado
por este 
trance, no entiende la intensidad y profundidad 
de las heridas.
Reconocer que las heridas están 
ahí, aceptándolas, dejándolas fluir y honrándolas.
-Romper el silencio. 
La ausencia del padre y el
sentimiento de 
abandono han sido siempre un tema tabú, 
por lo que empezar a
contar esas vivencias 
en un circulo cercano ayuda a liberar.
-Aprender a transformar el sufrimiento 
en crecimiento. 
A través de una intensa introspección y voluntad 
de comprender y sanar, se
consigue superar 
el trauma del padre ausente y se desarrollan 
nuevas
habilidades humanas, como la compasión, 
la comprensión, el perdón, y el respeto
y la 
ayuda a otros.
¿Cómo puedo estar más presente 
emocionalmente para mi
hijo/s?
Un padre o una madre que está presente es 
aquella persona
que está disponible y accesible 
para el hijo a nivel emocional.  Se trata de una 
figura estable que da
seguridad porque enseña 
límites con afecto, escucha sin juzgar, guía y 
orienta,
pero no dicta. Es así, como crea un 
vínculo afectivo seguro con sus hijos.
-Pon todos los sentidos. 
Fija tu mirada en él,
escúchalo de manera activa. 
Recuerda que si nunca tienes un momento para 
él,
cuando sea adolescente no te contará nada, 
porque habrá aprendido que no tiene
espacios 
para que le escuches.
-Enséñales cómo lo haces. 
Si has tenido un mal día,
no pienses que es 
pequeños y no lo va a entender. Mejor 
explícale cómo te
sientes y qué haces para 
sentirte mejor, así te entenderán y también 
aprenderán. Expresar tus emociones te 
ayudará a que ellos den sentido a su 
experiencia emocional.
-Cumple tu palabra. 
Es cierto, que en ocasiones no
será posible 
atenderle y deberás posponer vuestro momento 
y probablemente eso
le frustrará. Aunque eso 
ocurra, si ahora no es momento, ves a buscarle 
luego
para poder compartir ese momento.
-Comparte rutinas. 
Intenta compartir el baño, la
cena, la lectura 
y a medida que vaya creciendo no abandones 
las costumbres sino
ajústalas a su edad/
necesidad. Hoy estaréis cantando una canción 
infantil y
mañana podréis ir juntos al cine.
Meditación para sanar la herida del padre
ausente
Como siempre buscamos un momento y lugar
donde podamos estar tranquilos y sin que
nada nos pueda molestar.
Iniciamos una respiración profunda y relajada,
que nos permita en cada exhalación ir
liberándonos de todas esas tensiones y bloqueos
que estamos notando y sintiendo en nosotros y
con cada inhalación vamos recuperando energía,
serenidad y equilibrio interior. Poco a poco nos
vamos imaginando, visualizando como una luz
hermosa y amorosa va acercándose a nosotros,
desde lo alto de nuestra cabeza (dejad que
vuestro ser escoja el color que mejor se identifique),
Penetrando por vuestro chakra coronario, va
entrando por cada uno de vuestro centros
energéticos liberando todas las preocupaciones
y emociones toxicas, mientras vais sintiendo
que os vais relajando más y más.
Esta luz amorosa, va entrando por vuestros órganos,
vuestras células limpiándolas, armonizándolas y
activandolas con una energía pura y sanadora,en
un descenso hacia el chakra raíz, y posteriormente
hacia la profundidad de la madre tierra que se
encargará de transmutarlo todo devolveros una
nueva energía renovada y llena de amor sanador.
Ahora que ya nos sentimos profundamente relajadosMeditación para sanar la herida del padre
ausente
Como siempre buscamos un momento y lugar
donde podamos estar tranquilos y sin que
nada nos pueda molestar.
Iniciamos una respiración profunda y relajada,
que nos permita en cada exhalación ir
liberándonos de todas esas tensiones y bloqueos
que estamos notando y sintiendo en nosotros y
con cada inhalación vamos recuperando energía,
serenidad y equilibrio interior. Poco a poco nos
vamos imaginando, visualizando como una luz
hermosa y amorosa va acercándose a nosotros,
desde lo alto de nuestra cabeza (dejad que
vuestro ser escoja el color que mejor se identifique),
Penetrando por vuestro chakra coronario, va
entrando por cada uno de vuestro centros
energéticos liberando todas las preocupaciones
y emociones toxicas, mientras vais sintiendo
que os vais relajando más y más.
Esta luz amorosa, va entrando por vuestros órganos,
vuestras células limpiándolas, armonizándolas y
activandolas con una energía pura y sanadora,en
un descenso hacia el chakra raíz, y posteriormente
hacia la profundidad de la madre tierra que se
encargará de transmutarlo todo devolveros una
nueva energía renovada y llena de amor sanador.
vamos a visualizarnos en un espacio cerrado, pero
sagrado para nosotros, donde vemos que justo
en la mitad de la estancia existe un gran cristal
transparente que divide la habitación, pero que
nos deja ver que al fondo de esa otra parte hay
también una puerta que de momento permanece
cerrada. Tranquilamente observar esa estancia,
recorred cada rincón de vuestro lado, ¿Que veis?
¿Hay muebles?, ¿Hay plantas?, ¿De que color
son las paredes?, prestad atención a vuestro
animo, ¿Estáis tranquilos?, ¿Estáis preocupados?,
O por el contrario ¿Os sentís solos, abandonados?,
dejad que vuestra emociones salgan a la luz,
de manera tranquila y sin miedo ni dolor.
De pronto observáis que esa puerta que antes
visteis en el otro lado, se empieza abrir y por ella
aparece vuestro padre (recordad que existe un
cristal que os separa), podéis ver su reacción al
veros de nuevo, ¿Que percibís en sus gestos
o mirada? ¿Como os sentís vosotros ante él?
De pronto ambos oís una voz que os dice que
podéis acercaros al cristal si así lo deseáis,
que a través de él podéis iniciar un contacto
de palabra, así que podéis expresar todo aquello
que en su momento no pudisteis hacer, no hay
nada que os impida expresar lo que realmente
sentís, ya sea rabia, ira, o por el contrario le
queréis pedir explicaciones por sus acciones,
todo es licito, porque estáis aquí para empezar
a sanar vuestras heridas. La voz os dice que
de vosotros depende que el cristal desaparezca
o no, tenéis el libre albedrío para recuperar
ese contacto directo de piel a piel, de alma a
alama o dejarlo todo como esta ahora.
Dejad que el tiempo pase y ejecutar aquello
que realmente sintáis desde vuestro corazón
y que os permitirá perdonar, y empezar a
transmutar todos esos sentimientos y
emociones nocivas que os están impidiendo
dar esos pasos en vuestra vida.
Una vez que consideréis que vuestro tiempo,
a terminado despediros de vuestro padre,
dar las gracias a las entidades y a él mismo ,
por haberos permitido expresar y comunicar
aquello que durante largo tiempo a estado
silenciado en vuestro interior, y volver a salir
por esa misma puerta que en su momento,
os permitió entrar para encontraros con
vuestro padre. Poco a poco vais tomando
consciencia de donde estáis y vas iniciando
un movimiento lento de piernas, pies, espalda,
manos brazos, hombros y finalmente podéis
abrir los ojos.

 
Hola Ilesin.. Siempre aprendiendo con tus entradas..
ResponderEliminarUn abrazo, espero que estes bien.
Hola Llorenç, me alegro de seguir viéndote por aquí, dejando tus bellas palabras. Gracias por tu interés y si estoy bien a dios gracias. espero que tu también estés bien y que a pesar de todo este trastorno, sigas disfrutando de todo aquello que te motiva.
EliminarBesos