LA NOCHE DE SAN JUAN, SIMBOLISMO Y RITOS
Existe constancia arqueológica de que, desde
hace más de
7.000 años, la humanidad conocía
ya muy bien el ciclo solar, así como los
movimientos de los astros. Monolitos, dólmenes
y otros monumentos megalíticos
de la Prehistoria,
tenían así un significado religioso, ligado al
conocimiento
de los astros asociado a los ciclos
de la vida. De este modo, el símbolo solar,
en
referencia a la fuerza y la vida, formó también
parte de la mayoría de las
culturas y pueblos
de la Antigüedad. Y la celebración de la festividad
de San
Juan se debe, sin duda, a la cristianización
de una celebración pagana
anterior. Por ello no es
casual que la Iglesia haya establecido el nacimiento
de Cristo el 24 de diciembre, y el de su precursor,
Juan el Bautista, el 24 de
junio, los dos ejes
fundamentales y complementarios del ciclo solar.
Y al igual que en la última noche del año --la de
San
Silvestre--, en esta, también las leyendas
nos dicen que salían las brujas,
para hacer sus
aquelarres en los lugares que tenían por costumbre.
En tan mágica velada, el agua y el fuego son los
verdaderos
protagonistas. Ambos juegan un
importante papel simbólico y ritual, pues tanto
el uno como el otro, son imprescindibles, junto
a la tierra, para la vida.
Se da la circunstancia de que en ciertos lugares
existía la
creencia de que si en la noche de San
Juan se rodaba por la hierba antes de que
saliera
el sol, sanaría de sus enfermedades de la piel.
Por otro lado, al baño
ritual en el agua, antes de
la salida del sol en la noche de San Juan, se le
denominaba "sanjuanada". Los beneficios de
este chapuzón nocturno se
reflejan en este canto,
muy popular en España hasta mediados del siglo
XX:
"Día de San Juan alegre, allá a la fuente, corre
moza, vete a lavar, que
el rocío y el agua del
amanecer, color de cereza te han de dar".
Asimismo, el agua de flores cogidas en la noche
de San Juan,
curará de los males físicos y del
alma a quien con ella se lave, si lo hace
antes de
que amanezca, en el día de San Juan. Y es que
son muchas las virtudes
que a nivel popular se
atribuyen a tan salutífera agua: espanta a las
brujas,
hace a las mujeres más bellas y cura las
enfermedades. En algunos lugares del
Pirineo
aragonés existía una costumbre según la cual
cuando un niño estaba
enfermo de raquitismo o
de hernia, sus padres aguardaban a que llegara
la noche
de San Juan. Entonces iban al monte y
cortaban un roble nuevo. Después volvían
a juntar
las dos mitades del tronco del árbol, atándolas bien.
Si las dos
mitades se unían y seguían creciendo,
era señal de que el niño iba a sanar.
Asimismo,
los padrinos del niño en cuestión se situaban a
ambos lados de un
arco de ramas, y se pasaban
a su ahijado en brazos, repitiendo esta frase:
"Quebrado te lo doy Juan, devuélvemelo sano";
y así lo hacían hasta
en tres ocasiones.
Otra curiosidad es que a falta de padrinos, también
podían
ser protagonistas de este ritual dos mujeres
que se llamasen María o un hombre
y una mujer
llamados Juan y María.
También esconde la noche de San Juan que
las jóvenes que
tengan varios pretendientes
y no sepan bien a quién elegir puedan optar
por la
elección correcta. Solo han de coger
tantos trocitos de papel como muchachos
las
pretendan, y escribir en cada uno de ellos las
iniciales de los nombres de
sus galanes.
Después, deben cerrar bien esos papelitos y
colocarlos en una
jarra de agua --no hay que
olvidarlo, ¡solo en la noche de San Juan! -- y
ya
solo resta esperar hasta instantes previos
al alba. El papel que esté más abierto
será
el del pretendiente a elegir.
HAY MUCHAS "fuentes santas", por lo general
junto
a las ermitas más importantes de cada
pueblo. Antiguamente también existía la creencia
en
torno a ellas de que durante la noche de
San Juan adquirían aún más virtudes
que
durante el resto del año. Por ello en esa noche
eran enramadas con arcos de
palma, ramos
verdes, y flores.
Sin embargo, el gran protagonista de la fiesta
y noche de
San Juan, es el fuego. Antiguamente,
el encendido de la hoguera, tenía un carácter
casi sagrado, rodeado de respetuoso silencio
hasta que, silueteadas en la
negrura de la
noche, se manifestaban las primeras llamas,
recibidas con
aplausos y gritos de alegría por
los congregados en torno a ella. Y a
continuación,
el ternasco, las morcillas, el morro de cerdo
(cada vez más
generalizado es también el
consumo de sardinas) asados en las parrillas
que se
arrimaban al calor de las brasas y el
chisporroteo de las purnas sobre la
ceniza.
Y además buen y recio tinto, dosificado en
fino chorro de la bota de
vino, y por supuesto,
la alegría, la música y el baile.
Y como colofón, para los más animados y
atrevidos, cuando la
hoguera quedaba reducida
a un círculo de rescoldos, llegaba el salto de
la
hoguera. Quien lo ejecutaba, debía hacerlo
entonando al mismo tiempo alguna
canción
que sirviese como amuleto para alejar de él
los malos espíritus; así lo
más frecuente era
ejecutar el salto gritando: "Te salto, hoguera
de San
Juan, para que no me ataque ni culebra
ni can". Pero también las mozas
podían saltar,
para arrebatar el corazón de los muchachos a
quienes amaban, así
como las personas que
padecían enfermedades de la piel, para sanarla.
Por todas estas cosas tan bellas, hermosas
y mágicas que
solo se dan en la noche y
durante los primeros rayos del día de San
Juan,
antiguamente se cantaba: "Mañanita
de San Juan, la de más alegría, porque
baila
el sol cuando nace, y ríe cuando cae el día".
El agua es otro elemento importante. Darse
un baño en el mar
durante la noche de San
Juan, asegura salud para todo el año. Si se
saltan
nueve olas dando la espalda al mar,
se consigue también la eliminación de
energías
negativas y aumentar la fertilidad femenina.
En Andalucía la gente se lava la cara a
medianoche con la
intención de mantenerse
sanos o guapos (según las versiones) todo
el año. Un
detalle: esa noche nadie puede
mirarse al espejo después de bañarse si se
quiere que el hechizo sea efectivo.
Las plantas juegan un papel importante en
esta noche de
rituales. En Galicia se recogen
plantas aromáticas de varias clases que se
dejan en agua para lavarse en la mañana
siguiente; se le atribuyen propiedades
terapéuticas y limpiadoras. También se hacen
dibujos o manchas de tinta para
adivinar el
futuro, ya que esa noche todo es posible.
Otros rituales para tus propósitos
La tradición nos proporciona varios rituales
mágicos
relacionados con la noche de San
Juan. Estos son algunos de ellos:
Para conseguir un deseo pon bajo tu almohada
una rama de
hiedra común y un papel blanco
con un mensaje positivo escrito. Antes de
irte a
dormir enciende una vela blanca, deja
que se consuma. Introduce junto al papel
y
la hiedra la cera que haya quedado y acuéstate.
Al día siguiente quema el
papel y entierra
todos los elementos bajo tierra para que
haga fructificar tus
esperanzas.
de las doce de
la noche de San Juan enciende
dos velas rojas en tu dormitorio. Escribe
en un
papel tu nombre y el de la persona a
la que deseas atraer. En el caso de que no
conozcas a nadie concreto pon las iniciales
A. G. (alma gemela). Luego pon a
cocer hasta
llegar a ebullición: tres partes de milenrama,
tres partes de
lavanda, tres partes de verbena,
12 pétalos de rosa roja y una parte de
jengibre.
Una vez hecho esto, cuela la infusión y déjala
enfriar. Después rocía
con ella tu dormitorio.
Dobla el papel con el resto de la cera y guárdalo
bajo
la almohada. Es posible que tengas
algún sueño profético sobre tu futuro
sentimental.
Para tener sueños proféticos recoge 9 flores
de cualquier
clase y colócalas bajo tu almohada.
Acuéstate y pide que el sueño te revele
algún
aspecto que desees conocer sobre tu futuro.
Pide un deseo: pon muérdago bajo tu
almohada y se convertirá
en realidad.
El agua de manantial recogida la mañana
siguiente a la noche
de San Juan tiene
propiedades curativas y ahuyenta el mal de
ojo. Asimismo,
lavarse la cara y el pelo con
esta agua o la de rocío de la noche de San
Juan
asegura salud y belleza para el resto
del año.
Hacer una cruz en los árboles a medianoche
hace que las
promesas hechas junto a ellos
se mantengan toda la vida.
Para conseguir que un deseo se cumpla la
víspera de San Juan
se planta una hortensia
en una maceta. Si florece, las aspiraciones se
harán
realidad.
La fertilidad de la tierra se consigue enterrando
en ella un
pedazo de vela que haya ardido
durante la noche de San Juan.
Quemar los recuerdos. Otros de los ritos más
repetidos pasan
por quemar algo viejo.
Pueden ser fotos, ropa... Los estudiantes -
en parte
tradición, en parte venganza-
suelen optar por arrojar al corazón de las
llamas
los apuntes del pasado año escolar.
El objetivo de todo ello es dejar atrás
viejos
hábitos o malos momentos para empezar
una nueva etapa. El fuego cumple
también
una función expiativa: solo hay que escribir
en un papel algo que se
quiera olvidar y
lanzarlo a la hoguera para conseguir
tranquilidad el resto del
año.
Encontrar el amor, salud o fortuna
Si esta noche encuentras un trébol, atento
al número de
pétalos. Si es de dos hojas,
atraerá a un amante; si es de tres, a la buena
suerte; si es de cuatro, al amor verdadero;
y si es de cinco, riquezas. Existe,
sin embargo,
un método más sencillo para dar con tu alma
gemela: los solteros
que al comenzar el
día 24 se asomen por la ventana de su casa
verán pasar al
amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario