LA QUEMA Y SU SIGNIFICADO
El acto de quemar una varita de incienso por ejemplo,
no
puede ni debería convertirse en un acto banal
sino que debería ser, si lo
utilizamos adecuadamente,
un acto o un ritual personal e íntimo que nos permita
encontrar ese momento de paz que todos deseamos
y anhelamos tener, como por
ejemplo al finalizar
una dura jornada de trabajo para aliviar las tensiones
de
nuestra vida diaria que a menudo es demasiada
ajetreada, con un altísimo nivel
de estrés y llena de
innumerables complicaciones y contrariedades.
Para
realizar este ritual íntimo y personal debemos
situarnos en un lugar donde nos
sintamos cómodos,
crear un ambiente especial y concentrarnos bien en
el mismo,
para así poder llevar a cabo nuestras
peticiones, oraciones o meditaciones,
hasta llegar a
lo más hondo de nuestra mente y de todo nuestro
ser y poder
crear un puente que nos transporte de
un mundo material a un mundo espiritual
mucho
más profundo.
Al quemar incienso creamos una atmósfera receptiva
que
mágicamente nos distrae y nos aleja del mundo
ruidoso que nos rodea, para
sumirnos en un mundo
diferente; el de nuestro yo interior y encontrar así
esa
paz y esa tranquilidad que tanto deseamos, y
que tan difícilmente encontraremos
fuera de él.
Como sabemos, hay varios tipos de inciensos que
utilizaremos en función de a quien vayamos a dirigir
nuestras plegarias u
oraciones, como de la petición
que hagamos en cada momento.
La forma de utilizarlo es sencilla, puesto que el
incienso se puede quemar a cualquier hora del día,
pero hay rituales especiales
que requieren utilizar
el incienso a unas horas determinadas, como, por
ejemplo, si queremos elevar una petición y rogar
para que nuestra economía
mejore, la hora adecuada
para hacerlo es desde el mediodía hasta que cae
el
sol. Y si nuestra petición tiene que ver con un
problema que nos aqueja en lo
sentimental, el mejor
momento para llevar a cabo nuestra oración o
petición es
en la noche (teniendo en cuenta primero,
en qué fase se encuentra la luna).
Por eso es importante que antes de realizar un
ritual con
incienso, nos informemos bien de cuál es
el día y la hora adecuada para
realizarlo.
El incienso en sus distintas variedades e innumerables
fragancias y aromas es una herramienta muy útil
para penetrar y ahondar de una
forma más
espiritual en nuestras oraciones y meditaciones,
así como para la
regeneración y limpieza de
energías negativas que nos afectan en nuestro día
a
día, ayudándonos a transformar esas energías
negativas en energías positivas
que son mucho más
beneficiosas para nuestra vida. También la fragancia
que se
desprende de una varilla de incienso puede
ser muy útil para crear un ambiente
más positivo
y agradable. Razón por la cual recomiendo el uso
de las varillas
de incienso especialmente, por
sus propiedades tan positivas para todos
nosotros.
Quema directa
El incienso para quema directa es colocado
generalmente
en un receptáculo denominado
incensario en el cual se prende el incienso y se
hace ventilar para propagar su aroma.
También se le llama incienso combustible cuando
es
prendido y abanicado; la brasa así obtenida se
consumirá sin llama hasta quemar
todo el incienso,
sin necesidad de aplicar más calor. Esta clase de
incienso se
elabora típicamente con materiales
de incienso fragante finamente molidos, que
se
unen mediante un combustible aglutinante.
Las formas más comunes en las que se comercializa
son:
Espiral: Es
capaz de arder durante mucho tiempo,
desde horas hasta días.
Cono: arde relativamente rápido. Los conos que
incluyen
artemisia se usan en la medicina tradicional
china para tratamientos de
moxibustión.
Varas huecas:
esta forma de incienso en vara
tiene un centro de bambú. Las variedades de
mayor calidad incluyen un centro de sándalo
fragante. El centro se cubre de una
gruesa capa
de incienso que se quema junto con él.
Esta presentación se produce
frecuentemente en
China y la India. Cuando se usa para el culto en la
religión
tradicional china, las varas huecas de
incienso se conocen a veces como «varas
joss».
Varas macizas:
este incienso en vara no tiene un
núcleo de apoyo, siendo macizas. Al ser
fácilmente
divisible en trozos, permite determinar la cantidad
concreta de
incienso que se desea quemar.
Esta es la forma más común de incienso en Japón.
Para usar el incienso de quema directa, debe ser
prendido
y acto seguido apagado, de forma que
el incienso continúe brillando y humeando
mientras
se consume.
Quema indirecta
También llamado incienso no combustible, el uso
de este
tipo de incienso requiere una fuente
externa de calor ya que no produce ascuas
cuando
se consume. El calor se consigue normalmente
mediante carbón vegetal o
ceniza caliente.
El incienso se quema colocándose directamente
sobre los
carbones ardientes o sobre una placa
de metal caliente en el incensario.
Es la forma más común de incienso usada
tradicionalmente
en Oriente Medio o en la cultura
cristiana. Se dan formas parecidas de la quema
indirecta del incienso en el Kōdō, la ceremonia
japonesa del incienso. El
incienso mejor conocido
de este tipo son las resinas brutas de franquincienso
y
mirra, probablemente debido a las numerosas
menciones que aparecen en la Biblia
cristiana.
De hecho, la palabra franquincienso suele ser
sinónimo de cualquier
forma de incienso en
muchas lenguas europeas.
Entero: el
material es quemado directamente en
su forma bruta no procesada sobre ascuas de
carbón.
Pulverizado o
granulado: el material se parte
en trozos más pequeños. El incienso se
quema así
rápidamente, proporcionando un corto periodo de
olores intensos.
En pasta: el
incienso pulverizado o granulado
se mezcla con un aglutinante pegajoso, como
fruta seca, miel o resina blanda, formando
pequeñas bolas o tartaletas, una
práctica muy
utilizada entre las culturas que utilizan el incienso.
Gran parte
del incienso arábigo, llamado bukhoor
o bakhoor, es de este tipo.