martes, 27 de marzo de 2018

ARCANOS DEL TAROT- EL ERMITAÑO




















ARCANOS DEL TAROT- EL ERMITAÑO

En esta ocasión vamos hablar de la carta 
número nueve del tarot, la diez por su 
orden de aparición. 
El arcano del ermitaño nos indica para 
ambas barajas el camino que toda persona 
inicia hacia su búsqueda personal, hacia 
la recuperación de su poder interior y 
hacia su destino y propósito de vida.
En este caso el farol es la luz que nos 
ha sido entregada desde que legamos a 
este mundo y que desde nuestro interior 
nos guía, protege y enseña a ver más claro 
ese sendero de descubrimiento personal 
e interior.
También no habla de que no hay que 
detener ante nada, que nuestra sabiduría 
interior nos hace ser viejas almas que en 
el silencio y la soledad del camino, van 
despertando de nuevo recordando todas 
esas enseñanzas guardadas.
Que a pesar de que muchas veces son 
sintamos en la cima del camino desde allí 
podemos ver todo el camino recorrido 
como hemos sido capaces de superar 
dificultades y obstáculos, que delante 
nuestro hay un horizonte repleto de nuevos 
camino y comienzos que solo nosotros 
podemos escoger para seguir evolucionando.
La diferencia entre ambas barajas son los 
colores y el paisaje.
En el tarot de Marsella el ermitaño viste 
colores azules y rojos que indican que para 
lograr alcanzar la seguridad de todo en el 
camino de la vida hay que ser fiel a nuestros 
conocimientos, que hay que saber expresar 
con sabias palabras y comprender que todo
lo que nos llena es parte de nuestro 
aprendizaje y transmutación hacia el ser 
de luz, que a pesar de la aparente soledad 
hay una sensación de estar envuelto de la 
luz del amor y la alegría por seguir
avanzando en nuestro destino.
En el tarot Rider Waite el ermitaño utiliza 
colores azules, que indica ese punto de 
sabiduría que le permite ver, observar y 
comprender todo su camino recorrido, 
analizar las lecciones y mirar hacia donde 
la luz le indica continuar.
También  nos indica que a pesar de que 
podamos pisar terrenos congelados o nevados, 
estos son fértiles y bajo ese manto blanco 
se van madurando, hasta el instante en que
seamos capaces de recoger los frutos 
sembrados en nuestro camino de 
transformación interior.

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