domingo, 11 de marzo de 2018

ARCANOS MAYORES - EL CARRO



ARCANOS MAYORES - EL CARRO

La carta que hoy vamos a descubrir es la octava 
y el número siete de la baraja. El carro en ambos 
casos nos habla de que solo nosotros somos 
quienes tenemos en nuestras manos las riendas 
para poder conseguir lo que nos propongamos 
en el camino hacia nuestro destino en la vida, 
siempre que sepamos gobernar las emociones,
por el camino más neutral posible y teniendo en 
cuenta de que nuestro poder no es absoluto, 
sino el que nos hace ir poco a poco hacia nuestro 
despertar y hacia la compresión de nuestro 
verdadero conocimiento interior. Que aunque 
todavía vamos armados con los perjuicios que 
nos ofrece la inseguridad del destino y el miedo
a lo que nos aguarda el camino, esa coraza ha 
de ir desprendiéndose conforme vamos 
adquiriendo conocimiento y sabiduría interior.
Que para lograr alcanzar nuestro propósito hay 
que olvidarse de ser los reyes del mundo y 
actuar como simples peregrinos en busca de la 
sabiduría del universo y la vuelta a la fuente 
del amor.
La diferencia entre ambas barajas es:
En el Tarot de Marsella los colores son primarios 
y nos hablan de que para seguir avanzando hay 
que mantener la seguridad y el coraje de todo 
aquello en lo que creemos y pensamos, que para 
conseguir no detenerse en el camino hay que 
saber expresar, comunicar y escuchar lo que hay 
dentro de nuestro ser, y sobre todo ver, y 
comprender las señales que nos llegan a través 
de todo lo que hay a nuestro alrededor, que solo 
así lograremos la estabilidad emocional, el perdón 
de las cargas del pasado y avanzar, por muy difícil 
y estéril que nos parezca el camino.
En el Tarot de Rider Waite nos enseña un carro 
detenido como para asimilar lo que realmente 
buscamos y necesitamos para seguir avanzando, 
que hay que saber ver las enseñanzas que nos 
muestra el camino ya sea a través de experiencias 
positivas, como en las negativas, que detrás de 
todo hay una lección que nos permite alcanzar 
sabiduría y seguridad, para ver que hay un cielo 
lleno de oportunidades sobre nuestras cabezas, 
pero que para lograr alcanzar ese estatus de 
conocimiento hay que a travesar el río de las 
emociones y saber controlar los sentimientos, 
omitiendo aquello que forma parte de un pasado 
que ya nos ha dejado su huella y legado.

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