viernes, 15 de junio de 2018

EL SOLSTICIO DE VERANO, SU ORIGEN Y TRADICION



SIGNIFICADO Y QUE SE BUSCA EN EL SOLSTICIO

Para la mayoría de las antiguas tradiciones el hombre 
y la naturaleza terrestre eran un microcosmos que 
reflejaba los principios del macrocosmos o del cielo, 
así la vida humana dependía y encontraba sentido 
en su relación con el universo y la deidad. 
Esta relación se hacía patente particularmente con 
los equinoccios y los solsticios, fechas que, además 
de marcar el cambio de estación y con esto un nuevo 
aspecto de energía arquetípica o procesal, eran 
utilizadas como hitos o marcadores dentro del 
calendario religioso. Eran de alguna manera los 
cumpleaños y santorales de los dioses y las 
potencias de la naturaleza.
sobre el simbolismo espiritual de la luz:
La adoración de la naturaleza es la adoración de 
las realidades de las cosas con una humilde 
resolución de aprender las lecciones de la luz y 
la vida, de que, con el tiempo, nos convirtamos 
en honrados sirvientes de esta Casa de la 
Refulgencia. Todas las religiones han tenido 
dioses de la luz y estos dioses de la luz son dioses 
del amor. Son deidades que protegen, preservan, 
elevan y redimen toda forma de vida en la 
naturaleza.
Y dentro de esta luz tenemos todas las leyes de 
la vida, y las leyes de la vida son los mandamientos, 
los métodos, los principio a través de los cuales 
la vida logra la perfección
El Sol es vida, y esta vida es la propiedad común 
en todas las cosas, el poder del cual dependemos. 
Desde el más pequeño átomo hasta la más grande 
estrella, la luz es un símbolo de la presencia de 
la vida. Esta vida es una promesa, algo que 
debemos de comprender, esta luz no es algo que 
se encendió súbitamente de la nada, en un antiguo 
eón, esta luz es eterna. Por ello la vida es eterna, 
la inmortalidad es una certidumbre, el crecimiento 
es inevitable. Porque todas las cosas buenas, 
todas las revelaciones, están basadas en la 
inevitable e inmediata y eterna presencia de la 
vida. La vida es por ello algo muy sagrado y al 
observar su descenso a través de los diferentes 
ordenes de creación, vemos que la vida se 
difunde en el ser humano. Hay vida en nosotros 
y esta vida en nosotros ha hecho su tabernáculo 
en la carne.
El solsticio de verano, la puerta de los Hombres
Historia y tradición
La celebración del solsticio de verano como tal 
data de 5000 años antes de Cristo a raíz de la 
permanente observación de la bóveda celeste 
por parte de sabios astrónomos-astrólogos. 
Los antiguos griegos definían este acontecimiento 
referente al Sol como una puerta de entrada a 
otra dimensión, el sol mermaba día a día porque 
penetraba en la dimensión del espíritu de los 
hombres, primero lucía en el exterior para después 
lucir en el interior. El espíritu se recoge sobre sí 
mismo para asimilar las experiencias vividas que 
el sol interior ilumina. A esta Puerta imaginaria 
la llamaron Puerta de los Hombres. Al solsticio 
de invierno lo llamaron la Puerta de los Dioses.
Esta creencia forma parte de la mitología griega 
que expresa en un lenguaje metafórico la relación 
del hombre con los dioses creadores que 
habitaban el panteón Olímpico, en el hogar de 
la luz, que es lo que significa Olimpo, luminoso. 
El hombre sólo puede llegar a la luz, a conectar 
con los dioses del Olimpo mediante una 
introspección, cruzando la puerta del inconsciente. 
Los griegos también rendían culto a Apolo, dios 
de sol, padre de la medicina del alma, al que 
invocaban encendiendo hogueras de carácter 
purificador. Mediante rituales, los kouros, o 
terapeutas, sometían a los enfermos a sesiones 
de análisis de sueño mediante la inducción a un 
estado alterado de conciencia. En estas sesiones 
les eran reveladas las dolencias del paciente. 
Los kouros, fueron sin duda los primeros 
psicoanalistas de la historia. Más tarde la mitología 
romana se referirá a las Puertas Solares como las 
dos caras de Jano, el guardián de las Puertas, el 
dios que simboliza la transición del pasado al 
futuro, de la vida a la muerte y el renacimiento. 
Jano tiene influencia sobre las cosechas y 
sobre la luz y la oscuridad.
Muchas otras culturas han celebrado y siguen 
celebrando este fenómeno cósmico porque el 
Sol es para todos una fiesta, un principio de vida, 
la continuidad de la existencia y el primer logo 
o divinidad con la que la humanidad se identificó. 
Numerosas leyendas también dejan constancia 
de la existencia de Puertas invisibles, que lo 
son a simple vista, para los ojos físicos, pero 
no para la percepción más trascendente del 
ser humano durante este momento mágico. 
Dicen que los espíritus más puros, los guías 
de luz logran también acceder a nuestra 
dimensión durante el festejo del solsticio para 
comunicarse con nosotros. 
En la cultura celta los druidas celebraban el 
ritual de Alban Heruin, que consistía encender 
hogueras buscando la bendición para las tierras 
y sus frutos, así como buenos augurios para 
los enamorados y fertilidad para las mujeres. 
La magia de los druidas invocando a los 
Elementales, es decir a los espíritus de los 
elementos de la naturaleza, las Salamandras 
del Fuego, las Ondinas del Agua, las Sílfides y 
Elfos del Aire y los gnomos de la Tierra, son 
parte de una tradición que nos ha dejado 
numerosas leyendas y mucho folclore musical.
En Méjico, los guerreros aztecas dedican muchos 
rituales al culto solar para que la “renovación 
de los fuegos”, ayude a la tierra y al ser humano 
a respetar los ciclos y a obtener buenas y 
abundantes cosecha, así como salud.
Los Incas del Perú festejan el Inti-Raymi, la 
fiesta del Sol. Es un espectáculo ver en la 
explanada de Sacsahuamán, muy cerca de 
Cuzco, las llamaradas de las fogatas que 
invocan al astro rey antes de la salida del sol.
En la tradición hindú el solsticio estival es la 
vía de los ancestros, la pitri-yana, igual que
 para los griegos, una puerta que conduce al 
interior. Los Indras adoran el fuego primordial 
y aseguran que algunos chamanes durante 
el ritual del fuego pueden leer el futuro en las 
llamas. Las cenizas de las hogueras durante 
el solsticio se conservan todo un año.
Entre los beréberes de África del norte 
de Marruecos y de Argelia, se celebra la fiesta 
del Ansara el 24 de junio. Encienden hogueras 
en las plazas de los pueblos, en lugares que 
consideran que necesitan una purificación. 
Arrojan al fuego hierbas medicinales. 
Ahúman después sus principales utensilios, 
herramientas y objetos personales. 
Consideran que el humo de las hogueras 
protege los campos cultivados y mata los 
virus y las malas energías. Seguidamente 
saltan siete veces por encima de las brasas, 
purifican también el interior de las casas y 
los enfermos con ramas encendidas para 
ahuyentar los malos espíritus e inmunizarse 
el cuerpo. Esta tradición procede de la cultura 
pre-islámica porque se basa en el calendario 
solar, actualmente el calendario musulmán 
se basa en el calendario lunar aunque se
 siguen conservando muchos de estos rituales.
La tradición cristiana que celebra la fiesta 
de san Juan el 24 de junio, adaptó el culto 
pagano a las enseñanzas bíblicas. 
Según las Sagradas Escrituras, Zacarías 
recibió en sueños un mensaje del Arcángel 
Gabriel anunciándole su próxima paternidad. 
Pero Zacarías no lo creyó, seguro de que 
su mujer era estéril. Ante la ausencia de 
fe, Zacarías quedó mudo y sólo recobró 
la voz el día en que nació su hijo Juan. 
En agradecimiento a Dios, Zacarías 
encendió una gran hoguera y en un ritual 
de purificación, saltó por encima de las 
llamas recitando cánticos de alabanza 
al Señor y anunciando el nacimiento de 
su hijo. Esa es la conmemoración de la 
Iglesia católica cada 24 de Junio, el 
nacimiento de Juan Bautista precursor 
de Jesús que anuncia el nacimiento de 
una nueva fe basada no en el rito pagano 
del planeta, sino en el poder del sol interior.
El solsticio de verano, una iniciación
Coincidiendo con el periodo del solsticio, 
y por todo lo que hemos explicado 
anteriormente, la fiesta de San Juan 
representa esa cultura que contempla lo 
exotérico: el sol como astro que nos permite 
la vida, que la naturaleza siga dándonos 
sus frutos; pero también lo esotérico: los 
rituales iniciáticos que tienen lugar en 
numerosos lugares de la tierra desde el 
21 al 24 de junio, tienen como propósito 
recrear la magia, cruzar la “Puerta”, dar 
el salto de una realidad a otra, la posibilidad 
que quemar todo lo viejo, mediante el 
acto de arrojar al fuego de las hogueras 
todo lo inútil, lo que ya no puede convivir 
con la nueva personalidad naciente. 
De la misma forma que todo es cíclico, 
nuestra naturaleza interna también tiene 
que renovarse.
De todo ellos se desprende el sentido 
mágico de las fuerzas de la naturaleza. 
Suelen recolectarse en esos días del 
solsticio diversas plantas medicinales 
porque se ha comprobado que su poder 
curativo se multiplica considerablemente. 
Se recogen diversas variedades, como 
el hipérico o hierba de San Juan, la 
Manzanilla o Abrótano hembra, la Artemisa, 
la Milenrama, el Saúco, el Gordolobo, 
la Pulsatilla alpina, la Onagra y la Perpetua, 
el Espliego, el Romero, el Tomillo. Esas 
propiedades medicinales aumentan 
gracias a la especial radiación del Sol 
en el solsticio y también a la exhalación 
del vapor de agua llamado Flos-coeli 
(flor Celeste), también llamando Flor 
de Agua, que se forma al amanecer, 
es el rocío solsticial.
Como este acontecimiento solar se relaciona 
con la purificación, la prosperidad, la 
abundancia y la fecundidad, algunas 
tradiciones populares cuentan que, 
al amanecer del primer día de verano, 
las mujeres de los pueblos iban a 
recoger de las fuentes y de los 
manantiales la Flor celeste o Flor del 
Agua y se la bebían, creyendo firmemente 
que encontrarían a la pareja adecuada, 
se curarían de algún mal, o podrían 
concebir hijos. Durante este ritual solían 
entonar cantos específicos dedicados al rocío.
La tradición de esta fiesta de raíces 
milenaria se sigue celebrando en muchos 
lugares del planeta y en todos, las 
costumbres son muy similares. Coinciden 
en el encendido de hogueras purificadoras 
o de adoración al Sol. En algunos sitios 
también se complementa con baños al 
amanecer, como un ritual de bautismo. 
Entrar en el río o en el mar para limpiar 
las emociones para después dar tres 
vueltas en sentido contrario a las agujas 
del reloj alrededor de la hoguera. Este 
acto simboliza la purificación, para terminar, 
se saltan por encima de las brasas entonando 
algún mantra u oración de transmutación. 
Es común también que en la fogata cósmica 
se quemen enseres viejos, intenciones 
escritas en un papel y que se celebre la 
noche con cantos y una ofrenda a la tierra.

4 comentarios:

  1. Que interesante toda la información que nos aportas en este escrito. El día más largo del año, es una apertura muy bonita a esta energía solr de la que nos hablas.
    Muchas gracias por compartirla.

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    1. Gracias a ti por recibirla y compartirla en tu pagina.
      Besos de luz

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  2. Muchísimas gracias por la información tan valiosa

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    1. Muchas gracias a ti por tus palabras, me alegro que te resulte interesante y te ayude en el próximo solsticio.
      Besos de luz

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