martes, 19 de junio de 2018

LA NOCHE DE SAN JUAN, SIMBOLISMO Y RITOS


LA NOCHE DE SAN JUAN, SIMBOLISMO Y RITOS


Existe constancia arqueológica de que, desde 
hace más de 7.000 años, la humanidad conocía 
ya muy bien el ciclo solar, así como los 
movimientos de los astros. Monolitos, dólmenes 
y otros monumentos megalíticos de la Prehistoria, 
tenían así un significado religioso, ligado al 
conocimiento de los astros asociado a los ciclos 
de la vida. De este modo, el símbolo solar, en 
referencia a la fuerza y la vida, formó también 
parte de la mayoría de las culturas y pueblos 
de la Antigüedad. Y la celebración de la festividad 
de San Juan se debe, sin duda, a la cristianización 
de una celebración pagana anterior. Por ello no es 
casual que la Iglesia haya establecido el nacimiento 
de Cristo el 24 de diciembre, y el de su precursor, 
Juan el Bautista, el 24 de junio, los dos ejes 
fundamentales y complementarios del ciclo solar.
Y al igual que en la última noche del año --la de 
San Silvestre--, en esta, también las leyendas 
nos dicen que salían las brujas, para hacer sus 
aquelarres en los lugares que tenían por costumbre.
En tan mágica velada, el agua y el fuego son los 
verdaderos protagonistas. Ambos juegan un 
importante papel simbólico y ritual, pues tanto 
el uno como el otro, son imprescindibles, junto 
a la tierra, para la vida.
Se da la circunstancia de que en ciertos lugares 
existía la creencia de que si en la noche de San 
Juan se rodaba por la hierba antes de que saliera 
el sol, sanaría de sus enfermedades de la piel. 
Por otro lado, al baño ritual en el agua, antes de 
la salida del sol en la noche de San Juan, se le 
denominaba "sanjuanada". Los beneficios de 
este chapuzón nocturno se reflejan en este canto, 
muy popular en España hasta mediados del siglo 
XX: "Día de San Juan alegre, allá a la fuente, corre 
moza, vete a lavar, que el rocío y el agua del 
amanecer, color de cereza te han de dar".
Asimismo, el agua de flores cogidas en la noche 
de San Juan, curará de los males físicos y del 
alma a quien con ella se lave, si lo hace antes de 
que amanezca, en el día de San Juan. Y es que 
son muchas las virtudes que a nivel popular se 
atribuyen a tan salutífera agua: espanta a las 
brujas, hace a las mujeres más bellas y cura las 
enfermedades. En algunos lugares del Pirineo 
aragonés existía una costumbre según la cual 
cuando un niño estaba enfermo de raquitismo o 
de hernia, sus padres aguardaban a que llegara 
la noche de San Juan. Entonces iban al monte y 
cortaban un roble nuevo. Después volvían a juntar 
las dos mitades del tronco del árbol, atándolas bien. 
Si las dos mitades se unían y seguían creciendo, 
era señal de que el niño iba a sanar. Asimismo, 
los padrinos del niño en cuestión se situaban a 
ambos lados de un arco de ramas, y se pasaban 
a su ahijado en brazos, repitiendo esta frase: 
"Quebrado te lo doy Juan, devuélvemelo sano"; 
y así lo hacían hasta en tres ocasiones. 
Otra curiosidad es que a falta de padrinos, también 
podían ser protagonistas de este ritual dos mujeres 
que se llamasen María o un hombre y una mujer 
llamados Juan y María.
También esconde la noche de San Juan que 
las jóvenes que tengan varios pretendientes 
y no sepan bien a quién elegir puedan optar 
por la elección correcta. Solo han de coger 
tantos trocitos de papel como muchachos las 
pretendan, y escribir en cada uno de ellos las 
iniciales de los nombres de sus galanes. 
Después, deben cerrar bien esos papelitos y 
colocarlos en una jarra de agua --no hay que 
olvidarlo, ¡solo en la noche de San Juan! -- y 
ya solo resta esperar hasta instantes previos 
al alba. El papel que esté más abierto será 
el del pretendiente a elegir.
HAY MUCHAS "fuentes santas", por lo general 
junto a las ermitas más importantes de cada 
pueblo. Antiguamente también existía la creencia 
en torno a ellas de que durante la noche de 
San Juan adquirían aún más virtudes que 
durante el resto del año. Por ello en esa noche 
eran enramadas con arcos de palma, ramos 
verdes, y flores.
Sin embargo, el gran protagonista de la fiesta 
y noche de San Juan, es el fuego. Antiguamente, 
el encendido de la hoguera, tenía un carácter 
casi sagrado, rodeado de respetuoso silencio 
hasta que, silueteadas en la negrura de la 
noche, se manifestaban las primeras llamas, 
recibidas con aplausos y gritos de alegría por 
los congregados en torno a ella. Y a continuación, 
el ternasco, las morcillas, el morro de cerdo 
(cada vez más generalizado es también el 
consumo de sardinas) asados en las parrillas 
que se arrimaban al calor de las brasas y el 
chisporroteo de las purnas sobre la ceniza. 
Y además buen y recio tinto, dosificado en 
fino chorro de la bota de vino, y por supuesto, 
la alegría, la música y el baile.
Y como colofón, para los más animados y 
atrevidos, cuando la hoguera quedaba reducida 
a un círculo de rescoldos, llegaba el salto de 
la hoguera. Quien lo ejecutaba, debía hacerlo 
entonando al mismo tiempo alguna canción 
que sirviese como amuleto para alejar de él 
los malos espíritus; así lo más frecuente era 
ejecutar el salto gritando: "Te salto, hoguera 
de San Juan, para que no me ataque ni culebra 
ni can". Pero también las mozas podían saltar, 
para arrebatar el corazón de los muchachos a 
quienes amaban, así como las personas que 
padecían enfermedades de la piel, para sanarla.
Por todas estas cosas tan bellas, hermosas 
y mágicas que solo se dan en la noche y 
durante los primeros rayos del día de San 
Juan, antiguamente se cantaba: "Mañanita 
de San Juan, la de más alegría, porque baila 
el sol cuando nace, y ríe cuando cae el día".
El agua es otro elemento importante. Darse 
un baño en el mar durante la noche de San 
Juan, asegura salud para todo el año. Si se 
saltan nueve olas dando la espalda al mar, 
se consigue también la eliminación de energías 
negativas y aumentar la fertilidad femenina.
En Andalucía la gente se lava la cara a 
medianoche con la intención de mantenerse 
sanos o guapos (según las versiones) todo 
el año. Un detalle: esa noche nadie puede 
mirarse al espejo después de bañarse si se 
quiere que el hechizo sea efectivo.
Las plantas juegan un papel importante en 
esta noche de rituales. En Galicia se recogen 
plantas aromáticas de varias clases que se 
dejan en agua para lavarse en la mañana 
siguiente; se le atribuyen propiedades 
terapéuticas y limpiadoras. También se hacen 
dibujos o manchas de tinta para adivinar el 
futuro, ya que esa noche todo es posible.
Otros rituales para tus propósitos
La tradición nos proporciona varios rituales 
mágicos relacionados con la noche de San 
Juan. Estos son algunos de ellos:
Para conseguir un deseo pon bajo tu almohada 
una rama de hiedra común y un papel blanco 
con un mensaje positivo escrito. Antes de 
irte a dormir enciende una vela blanca, deja 
que se consuma. Introduce junto al papel y 
la hiedra la cera que haya quedado y acuéstate. 
Al día siguiente quema el papel y entierra 
todos los elementos bajo tierra para que 
haga fructificar tus esperanzas.
 Si lo que deseas es encontrar el amor antes 
de las doce de la noche de San Juan enciende 
dos velas rojas en tu dormitorio. Escribe 
en un papel tu nombre y el de la persona a 
la que deseas atraer. En el caso de que no 
conozcas a nadie concreto pon las iniciales 
A. G. (alma gemela). Luego pon a cocer hasta 
llegar a ebullición: tres partes de milenrama, 
tres partes de lavanda, tres partes de verbena, 
12 pétalos de rosa roja y una parte de jengibre. 
Una vez hecho esto, cuela la infusión y déjala 
enfriar. Después rocía con ella tu dormitorio. 
Dobla el papel con el resto de la cera y guárdalo 
bajo la almohada. Es posible que tengas 
algún sueño profético sobre tu futuro sentimental.
Para tener sueños proféticos recoge 9 flores 
de cualquier clase y colócalas bajo tu almohada. 
Acuéstate y pide que el sueño te revele algún 
aspecto que desees conocer sobre tu futuro.
Pide un deseo: pon muérdago bajo tu 
almohada y se convertirá en realidad.
El agua de manantial recogida la mañana 
siguiente a la noche de San Juan tiene 
propiedades curativas y ahuyenta el mal de 
ojo. Asimismo, lavarse la cara y el pelo con 
esta agua o la de rocío de la noche de San 
Juan asegura salud y belleza para el resto 
del año.
Hacer una cruz en los árboles a medianoche 
hace que las promesas hechas junto a ellos 
se mantengan toda la vida.
Para conseguir que un deseo se cumpla la 
víspera de San Juan se planta una hortensia 
en una maceta. Si florece, las aspiraciones se 
harán realidad.
La fertilidad de la tierra se consigue enterrando 
en ella un pedazo de vela que haya ardido 
durante la noche de San Juan.
Quemar los recuerdos. Otros de los ritos más 
repetidos pasan por quemar algo viejo. 
Pueden ser fotos, ropa... Los estudiantes -
en parte tradición, en parte venganza- 
suelen optar por arrojar al corazón de las 
llamas los apuntes del pasado año escolar. 
El objetivo de todo ello es dejar atrás viejos 
hábitos o malos momentos para empezar 
una nueva etapa. El fuego cumple también 
una función expiativa: solo hay que escribir 
en un papel algo que se quiera olvidar y 
lanzarlo a la hoguera para conseguir 
tranquilidad el resto del año.
Encontrar el amor, salud o fortuna
Si esta noche encuentras un trébol, atento 
al número de pétalos. Si es de dos hojas, 
atraerá a un amante; si es de tres, a la buena 
suerte; si es de cuatro, al amor verdadero; 
y si es de cinco, riquezas. Existe, sin embargo, 
un método más sencillo para dar con tu alma 
gemela: los solteros que al comenzar el 
día 24 se asomen por la ventana de su casa 
verán pasar al amor

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