miércoles, 19 de agosto de 2020

14) SANACIÓN DE VÍNCULOS FAMILIARES / NIÑO /A HUMILLADO

 

EL NIÑO/A HUMILLADO

Esta herida se abre cuando el niño/a siente 

que sus padres lo desaprueban y critican, 

afectando directamente a su autoestima, 

sobre todo cuando lo ridiculizan.

Este niño/a construye una personalidad 

dependiente, que esta dispuesta a hacer 

cualquier cosa por sentirse útil y valido, 

lo cual contribuye a alimentar más su 

herida, ya que si los demás no le 

reconocen, él tampoco lo hará. 

Quien ha sufrido la humillación tiene 

dificultades para expresarse y es 

especialista en rebajarse a si mismo. 

Se considera mucho más pequeño y 

menos importante de lo que en realidad 

es, olvidándose de sus propias 

necesidades, para complacer a los 

demás y ganarse su cariño, aprobación 

y respeto. La herida de la humillación, 

crea la máscara del masoquista, el

escudo protector que se utiliza para 

no entrar en contacto con el profundo 

dolor que se siente.

Ese masoquista, siente satisfacción y 

placer en el sufrir casi siempre de 

manera inconsciente, busca humillación 

y dolor, hace cosas para hacerse daño o

castigarse, antes que lo hagan los demás.

Puede ser una persona que siente culpa 

pero sin sentir vergüenza, pero no 

siente vergüenza sin sentirse culpable.

Como sanar la herida de la humillación

La humillación se erige como una carga 

emocional pesada en la espalda que 

necesita ser soltada a través del perdón, 

hacia las personas que lo dañaron,

haciendo las paces con el pasado, para 

poder comenzar a valorase como la 

persona que realmente es, aquella de 

la que solo él o ella es responsable 

como adulto. Desprendiéndose de esa 

mascara de dolor, que se ejecuta hacia 

si mismo para sentirse que es alguien 

superior frente a los demás. Asumiendo 

que ese patrón de humillación, no 

conduce a nada.

Meditación con el niño humillado

Como siempre iniciamos una respiración 

lenta, pausada y profunda que nos permita 

ir relajando nuestro cuerpo, nuestra mente, 

nuestro corazón, desechando con cada 

exhalación todo aquello que nos afecta 

en lo profundo del alma y con cada 

inhalación, recogemos amor, calma y

estabilidad.

Poco a poco vamos visualizando que 

estamos en un momento de nuestra 

vida en que nuestro niño/a interior se 

sintió humillado y que su autoestima 

iba perdiendo fuerza generando 

una sensación de ridiculez e inutilidad.

Lo miramos e intentamos hablarle, 

abrazarle, amarle, para que vuelva a 

sentirse confiando, valorado y que 

nada ni nadie lo volverá a humillar, 

silenciar ni infravalorar, que estamos

abierto a escucharle a tener presente 

que juntos trabajaremos para perdonar 

todas las heridas del pasado, que 

nos han hecho actuar de manera 

injusta ante la vida, creando situaciones 

de dolor personal y a nuestro alrededor, 

solo para sentir que somos escuchados. 

Escribir en un papel todo aquello que 

sentís, que tenéis guardado en vuestro 

interior y que os deja una huella de 

sufrimiento y juntos cogidos de la mano, 

buscad un lugar que sea espacial para 

vosotros, un lugar que os traiga felicidad 

y amor y enterrad ese papel, para 

que la madre tierra lo sane y transmute 

dentro de vosotros. Después volved a

ese lugar donde estabais, abrazados 

sentir ese amor que hay entre vosotros 

y vuestro niño/a interior, agradecerle 

todo su trabajo, su lealtad y amor.

Despediros y poco a poco volved a ser 

conscientes de vuestro cuerpo, de 

vuestro corazón y empezad a mover 

vuestras manos, brazos, pies, piernas,

espalda, cabeza hasta que os sintáis 

preparados y abráis tranquilamente 

los ojos, sintiendo paz y amor.

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