MEDITACIÓN ANGELICAL
Nos sentamos en una postura cómoda, donde nuestro
cuerpo se pueda relajar y nos concentramos en nuestra
respiración, que ha de ser suave, relajada, que nos
permita sumirnos en una sensación de armonía y paz.
Imaginamos que esa respiración, esta conectada con
nuestra energía que va subiendo y bajando por nuestra
columna vertebral, con cada inspiración, llevamos esa
energía de la tierra desde el chakra raíz hasta el chakra
corona y en la espiración llevamos esa energía espiritual
desde el chakra corona hasta el chakra raíz, para limpiar
y retirar los bloqueos existentes. Cuando sintamos que
la energía fluye libremente por todos nuestros canales,
elevamos la energía por la columna y la enviamos al
cielo, junto con nuestra gratitud por todas las cosas
buenas que la vida nos ofrece. Visualizando como un día
nublado, que la recibir esa energía va separando esas
nubes cuando el rayo brillante de luz blanca las atraviesa
y se asienta directamente sobre tu cabeza, absorbamos
esa luz brillante en nuestro ser por encima de la cabeza,
por este es el vínculo con los ángeles. Dejemos que la luz
celestial se extienda por nuestro cuerpo, sentir como nutre
cada una de nuestras células, recibamos las bendiciones
angelicales que nos son enviadas. Sentir esa energía
positiva recorrer nuestro cuerpo, dejad que os bañe tanto
interna como externamente. Ahora enfoquemos nuestra
consciencia en el chakra corazón, donde los ángeles
conectan con nosotros con más fuerza, visualizar un color
rosa y permitir que nuestra consciencia trascienda los
sentidos ordinarios y entremos en un estado de consciencia
elevada. Este es nuestro vínculo con el reino ilimitado
de la sabiduría angelical.
Ahora es el momento de establecer pleno contacto con
nuestro guía angelical. Desde el centro más profundo de
nuestro corazón, donde habita nuestra chispa divina,
emitimos el deseo de que nuestro ángel guía se muestre,
sentimos que nuestro ángel se acerca, notamos el cambio
cuando conectamos con la consciencia superior de los
reinos angélicos. Visualizad a nuestro ángel de pie, a
nuestro lado, envolviéndonos con sus alas, experimentemos
el amor incondicional que nuestro ángel nos dirige.
Es posible que deseemos pedirle guía o preguntarle cuál
es su nombre, aquietemos nuestro ser y esperemos
pacientemente una respuesta que desde el corazón brotará.
Escuchemos que nos tiene que decir, sintamos esa calidez
en
nuestra alma y corazón.
Agradezcamos todo lo vivido, su presencia, su amor y poco
a poco vamos regresando a tomar consciencia de donde
estamos, y cuando estemos preparados abrimos los ojos.