EQUINOCCIO DE OTOÑO
El equinoccio de otoño, es el instante en que
todo llega a su equilibrio natural, es el
momento en el que la noche y el día tienen la
misma duración y por un espacio de tiempo
se cancela la dualidad y todos podemos ser uno.
Es el momento para dar gracias por todos
los frutos recogidos y preparase para ese
periodo de interiorización que de forma
natural nos llega junto con el invierno.
Es el momento para analizar todo el trabajo
realizado, para darnos cuenta de todo aquello
que todavía hay que enfatizar y todo lo que
como hojas hay que dejar caer, soltar, liberar
de nuestras ramas para dejar ese espacio, a
través del cual, cuando llegue su momento
brotarán nuevas hojas que nos darán paso
a nuevas ideas y proyectos con los que seguir
evolucionando y creciendo interna y externamente.
En el equinoccio, la naturaleza nos muestra
de forma amorosa, todos esos ciclos de expansión
y contracción, de luz y oscuridad, de acción y
pasividad, es su manera de mostrar como la vida
fluye, palpita en cada nuevo ciclo, en cada nuevo
alimento de vida, nos enseña como podemos
sincronizarnos a esos mismos ciclos de manera
natural, porque forman parte de nuestra
naturaleza vital, de nuestro aprendizaje en el
camino de conexión con nuestra verdadera
esencia y la fuente universal. Todo lo que nos
rodea es parte de nosotros y nosotros formamos
parte de esa magia natural, que por mucho
tiempo hemos silenciado y apartado de nuestro
camino y hay que recuperar.
Esa es la gran magia del equinoccio, volver a
resintonizar nuestro ser, con la madre naturaleza
y al igual que ella tomar un tiempo de descanso
y reflexión, para darnos cuenta de que todo tiene
su instante para nacer, crecer, expandirse y
morir, para después renacer con más fuerza
y valor interior.
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