miércoles, 9 de septiembre de 2020

16) SANACIÓN DE VINCULOS FAMILIARES / EL NIÑO INJUSTO


EL NIÑO INJUSTO

Esta herida emocional se origina, cuando los 

progenitores son fríos y rígidos, con una 

educación autoritaria y no respetuosa hacía

los niños. La exigencia constante generará

sentimientos de ineficacia, inutilidad y la 

sensación de injusticia.

Esta herida emocional genera adultos rígidos,

que no son capaces de negociar ni de mantener

diálogos con opiniones diversas. Sus intenciones

girarán en torno a ganar poder e importancia,

siendo fanáticos del orden y el perfeccionismo.

Como sanar la herida del niño injusto

La mejor forma de sanar esta herida es trabajar

la rigidez mental, cultivando la flexibilidad y 

la confianza hacia los demás. Hay que aprender 

a no exigirse tanto, a criticar y sobretodo hay 

que valorarse tal y como cada uno es.

En cierta manera hay que destruir esa armadura

que se ha creado y que impide a la persona

mostrarse con todo su poder y capacidad.

Hay que conectar con sus sentimientos, mostrar 

cariño hacia si mismo y los demás, aceptar los 

limites y escuchar a nuestro cuerpo (físico,

psíquico y emocional) para evitar agotamientos

y enfados

Meditación para sanar al niño injusto

Iniciamos la meditación con una respiración

profunda relajada que nos permita interiorizarnos 

en nuestro interior y abrir las puertas de nuestras 

emociones. Vamos liberando esa tensión acumulada,

esa rigidez mental, y emocional que nos esta

impidiendo mostramos como somos de verdad y

vamos soltando el dolor de nos a ver sido escuchados,

comprendidos y valorados en nuestra vida.

Poco a poco vamos visualizando nuestro cuerpo 

dentro de una armadura, que esta en algunas partes 

rota, oxidada y que nos impide movernos en

libertad, y nos damos cuenta que esa armadura 

la hemos creado nosotros mismos con nuestros

miedos, inseguridades y rigideces mentales,

así que poco a poco vamos revisando nuestra

vida, nuestras emociones, nuestros pensamientos

y vamos aceptando que todos podemos ser y somos

mucho más de lo que a veces creemos, que estamos

más que capacitados para alcanzar y obtener 

todo aquello que necesitamos y deseamos, visualizando

que con cada pensamiento positivo hacia nosotros

mismos y con cada acto de amor incondicional hacia

quienes somos una parte de esa armadura se cae,

se desprende, permitiendo sentirnos más livianos,

más confiados y conectados con nuestra esencia

interior. Sin embargo, hay una parte de la armadura

que parece resistirse y que esta cerca del corazón,

es la morada de nuestro niño interior, que ha

permanecido encerrado y silenciado por mucho tiempo

de manera injusta, por eso hay que recuperar su

amor, su confianza, su contacto de alma a alma y

que vea que deseamos amarle, valorarle y aprender 

de él, hablarle convencerlo de que vuestros sentimientos 

son verdaderos y que ya nunca se volverá a sentir 

oprimido, que necesitáis caminar juntos en este senda 

de conocimiento personal, para transmutar el dolor.

Estar con él el tiempo que necesitéis, no hay prisa.

Cuando creáis que ya estáis preparados, volved 

poco a poco a tomar consciencia de donde estáis 

y de vuestro cuerpo, empezando a mover pies, piernas,

brazos, manos, espalda, etc hasta abrir los ojos. 

Agradeciendo la experiencia vivida

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