EL NIÑO /A TRAICIONADO
La herida de este niño/a surgen cuando este se
siente traicionado por alguno de sus padres,
porque no ha cumplido una promesa. esta
situación generará sentimientos de aislamiento
y desconfianza que en ocasiones, pueden
transformarse en envidia, debido a que el
niño no se siente merecedor de lo prometido
y de lo que otras personas tienen.
Esta herida emocional construye una personalidad
fuerte, en la que predomina la necesidad de control,
para asegurar la fidelidad y lealtad, que muchas
veces no permite respirar a los demás porque
ejerce un efecto controlador en todos los sentidos.
Como sanar la herida del niño /a traicionado
En este caso, hay que trabajar la paciencia,
la tolerancia, la confianza y la delegación de
responsabilidades en los demás. Por que lo que es
verdaderamente primordial, es que la persona
de alguna manera vaya recuperando confianza
con el entorno que le rodea, que observe,
que nada tienen porque traicionarlo y que si
por si mismo no genera esa tolerancia, confianza
y sigue desconfiando, es posible que vuelva
a sentirse traicionado por crear unas expectativas
muy elevadas y que pueden no hacerse realidad.
Meditación para sanar al niño /a traicionado
Iniciamos una respiración suave profunda, y calmada,
que nos permite ir soltando todas esas preocupaciones,
tensiones y malestar que exista en nuestro cuerpo.
Respiramos t recogemos todo el amor, la paz y
energía de todo lo que nos rodea, lo que nos
permite sentirnos más serenos y relajados.
Poco a poco vamos visualizando un momento de
nuestra vida en el que nos hayamos sentido traicionados,
observamos desde una perspectiva más elevada, que es
lo que verdaderamente nos hizo sentirnos mal, que
creemos que fue lo que produjo ese sentimiento de
traición, y aislamiento por nuestra parte. Recordemos
que estamos viendo ese momento desde una perspectiva
más elevada y por tanto con una energía abierta al
perdón y a la confianza de que todo tiene una
explicación. Seguimos mirando y aprendiendo de
esa situación y poco a poco buscamos a ese niño
interior que esta también en ese mismo lugar,
hablemosle, dejemos que él exprese lo que sintió
y siente dentro de si mismo frente a esas conductas
de desconfianza, de impaciencia, de intolerancia,
que pueden surgir en nosotros y que de alguna manera
le afectan a él directamente, porque somos parte
de una mismo ser de luz. Expresar lo que ahora sentís
después de oírle, reestablecer su confianza, recuperar
su conexión, porque si le amáis a él, os estáis amando
a vosotros mismos, os estáis perdonando a vosotros
mismos y liberáis y soltáis todas esas cargas densas
que os impiden el abriros a los demás, a mostrar
confianza, tolerancia, paciencia y generosidad.
Cada paso que deis por solventar esas acciones, es
una cuerda menos que os ata a esa herida y por lo
tanto la estáis sanando, transmutando y permitiendo
que en ese espacio entre una nueva luz la del amor.
Despedidos de vuestro niño interior, agradecerle todo
lo que os ayuda,lo que os ama y poco a poco vais
recuperando consciencia de donde estáis, de vuestro
cuerpo y empezáis a mover pies, piernas, brazos,
manos, cuello, cabeza, hasta sentir que ya estáis
preparados para abrir los ojos.
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